lunes, 14 de septiembre de 2009

Es la saeta de un reloj hastiado
de contar tras su crisol el tiempo.
Viene, tras cada segundo, de continuo otro
Harto trabajo para tan poco hierro!

jueves, 30 de julio de 2009

A la noche

En calma la noche ahíta
de soledades
herida se precipita
o aún insomne se agita
camino al Hades.

Remanso de oscuridades,
sombra marchita,
con quedo ejército invades
los llanos, las oquedades,
cuanto tirita,

tierra que agónica grita
y las ciudades.
¿Qué no se tragan ignita
noche, dama infinita,
tus crueldades!

Pol Roca; VII-2009

Poesía

De cada palabra un himno,
de cada susurro un grito.

Soneto III

Es yermo y frío el valle de mi pecho
hastiado de rayuelos y amargura.
Yo aún vivo, mientras la vida dura
caricias dando y besos sin derecho;

Que el centro de mi alma está deshecho;
Que dice que no cree ya en la hermosura.
Yo vivo aún , mientras la vida dura
caricias dando y besos por despecho.

Enamorado soy de un haz de viento
que arrulla en otra costa tan lejana.
Al cabo del desierto estoy sediento

y el agua que desta fuente mana
más que sed roba aún aliento.
Esta amargura siento,
tan temprana.

Y no alcanzo

Rata es del aire, tan baja y sucia
carroñera y pobre, mas ¿No ves cómo vuela?
¡Cómo se alza en el cielo de la tarde!
Yo aquí, pensando y escribiendo
solo, melancólico, medio muerto,
desnutrido de ése mundo tan alto.
Por la tarde vacua camino hacia el ocaso;
veinte años u ochenta de camino
por el desierto, a Moisés lo he perdido.
Y no alcanzo...

sábado, 27 de junio de 2009

Miraba en la tarde la Mar

Miraba en la tarde la Mar
con los ojos como de niños curiosos
y la mirada de viejo enjuto, triste,
yesca de ser que arde en la lumbre.

Allá del Mar, al fondo,
sin verlo yo volaba gracil, bajo el agua,
un ejército de peces, medusas y gotas,
y allá en su ser la luz como sales se disolvía en su centro.

Y pensé: "Soy como un mar,
y en persderse es su luz mi alma
que en mi interior perdida vive; disuelta como sales."
Mas ¿como el Mar al irse deja en la roca adherida el alma
dejaría yo mis sueños en la tierra, y mis versos, y mi gesto?

Y me dije: "Es como el vivir la sal, poco a poco al fondo
-recuerdo de la roca que fuera, hoy arenisca blanca-
precipitándose, y los sueños y los versos son al cabo
efímeros recuerdos de algos que son nada"

Pol Roca; 27.VI.2009

domingo, 31 de mayo de 2009

Siento robaros las palabras a los muertos

Siento robaros las palabras a los muertos,
sombra del legado que la tierra corre;
que porta el viento de levante.
Vienen a mí las voces vuestras
¡Nada he inventado! ¡Detenedme
si una palabra afirmo mía!
Pero sí, ése dolor tan mío, tan propio, 
ése es de mi pecho y no es de nadie,
es tan por derecho que lo doy y nadie me lo roba,
lo tiendo y nadie lo secuestra,
no lo sustrae el ladrón del quicio abierto.
Perdonad, maestros legendarios
si os comboco al cenagal, lejos de vuestras torres.
S iel nombraros es vacío ni el medirme con vosotros
¡Pero es mi sentir tan cierto!
Quién lo tubiera de vosotros para saber expresarlo
y hacerlo bello; poesía, colores y músicas graves.

Siento robaros las palabras a los astros
y emplearlas aún sin estilo ni gracia
ni arte, bellas luces, ni equilibrada pluma.
Tal vez un día de la colina baje
el agua de esas cimas elevadas.
Quizás la noche con la Luna traiga
el resplandor del nacar en mis pupilas
y las luces a mi sombra, y a mi luz su sombra,
y sea el último suspiro mi palabra hecha Aire y Agua,
hecha Vida y Sentir tan basto
que de por satisfecha ya la vida. 

Pol Roca, primero de Junio.2009


martes, 5 de mayo de 2009

LA EDAD DE BRONCE

Una edad de bronce anhelo;

nueva era a la que aspiro.

Bronce que al tiempo aurea

y plata de luna al tiempo.

           

Edad nueva, que nace del hastío

¿Nació acaso la risa del lamento?

 

Vendrá, con su fuego y con su hielo,

cierta como el aire que respiro,

a librarnos del asedio que rodea

nuestro mundo perezoso y soñoliento.

 

Pol Roca, 15.abril.2009

domingo, 8 de marzo de 2009

Al imperio

Perdida y decrépita ruïna
de odas que ciento alaban,
docta humanidad en tu doctrina
como clavaste tus espadas clavan.
¡Espadas afiladas y argentinas
Roma alada! Ciudad divina,
imperio legendario en la neblina
de la codicia esclava.
Viéronte caer; cada cual opinaba:
-¡Infierno que termina!
-¡Urbs, idilio que se acaba!

pol roca 8.mar.2009

miércoles, 18 de febrero de 2009

a la guerra

-¿Quién ganó?- dí -¿Quién ganaba
cuando el llanto de los niños en la noche
por la noche el alma rota desgarraba?

martes, 17 de febrero de 2009

sin título

No puedo tener más, ni querer menos
locuras, castillos en los aires y las sales.

Si olvidar puedo mis sueños
o los creo ya vividos, en amenos
viajes de mi mente, serán cuerdos
sueños. Cuerdos.

No debo añorar más, ni olvidar menos
locuras, palacios en las nubes y los mares.

Me meceré en la rutina. En el tedio
viviré, si aún vivo, sumido.
Del camino me detendré al medio
casi, casi, casi muerto... Dormido.

pol roca; 17.II.2009

lunes, 16 de febrero de 2009

Orgullo y vejez.

¿Qué Sauce agita al viento sus desvencijadas alas
de orgullo enchido, y muestra al sol sus hojas ya olvidadas?
El viento azul corta los cielos, y al precipitarse
ataca, ligeros, los cuerpos de las aves.
Aúlla en derredor, hunde las naves,
se encabrita en odio puro, al arreciarse
el odio muere, del mar entre las sales.
Llora el Sauce cuando el viento a lomos
no lucha por arrancar sus miembros;
que son, al cabo -y siente- yertos:
Penosas ramas quedas en el Hades
cual los rostros blanquecinos de los muertos.


pol roca febrero.2009

martes, 3 de febrero de 2009

soneto II

I.

Del sol los rayos besarán sus canas
cual besaron blanca piel que antaño vieron,
y cantaron su plañir en la alborada
-sus primeros llantos ya versos fueron-

Cuando al fin sus pupilas, cansadas,
dilátense en la tarde hasta el ocaso
le dirá Dios al oído éstas palabras:
"¡El Destino de la Vida es el Fracaso!"

Sus ojos, azahar y azur vidrioso,
brillarán al expirar, con gesto airoso,
en un último aspaviento de arrogancia.

Morirá contento y, perezoso,
se entregará al destino odioso
en que la vida pasó sin relevancia.


II.

Su cuerpo inerte veía,
de azul tornarse el semblante
en la lejana abadía
do yace su ser menguante
al son de una letanía.

¡Mas no era allí donde estaba
sino en su vida triunfante,
henchido en su rebeldía
frente a la mar encrespada!
Un mar que volar quería.



pol roca 2.feb.-21.abril. 2009

domingo, 1 de febrero de 2009

Soneto I

Por las yertas tierras blancas de Castilla
trémulo el paso en el suelo asentaba
- de tierra y polvo, piedra y grava -
bebiendo el aire a través de una colilla.

Del Norte besa el viento su mejilla
- Gabriel es portador de quien lo daba -
y es tan triste el mensaje que portaba
que por llorar lloraron las orillas.

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Pol Roca; febrero 2009

sábado, 3 de enero de 2009

Descripción de un prado durante el día (Experimental. Sí, es raro porque quería que fuera así...)

Con la mirada tendida hacia uno cualquiera de entre los puntos cardinales, tan solo vislumbro el verde más vivo.
Al extender mi brazo desnudo sobre los suaves tallos de hierva noto la calidez con que débil y suavemente acariciaban mi piel, humedeciéndola con la condensación del rocío de la mañana, amontonado en las largas hojas que languidecen en busca del sol, alzado en el cielo en su punto máximo, preparándose para caer en picado sobre el verde prado.
Su luz se refleja y trasluce en el zafiro vegetal, el prado es un poema de colores verdes luminosos. Hay claroscuros de verde contra verde; el oscuro es apenas luz tenue, el claro astros glaucos y jóvenes en la flor y la fuerza de los años alegres. Nace aquí y allá un tallo, otro más allá, por doquier, en todas direcciones, independientes e integrantes de la masa como un mar de gotas de hielo libres fluyendo como gases, como los granos de trigo de mayo en las puertas del molino, recogidos tan solo por el gusto de hacerlo.
Hay también viejos tallos cetrinos y dorados, endurecidos como pequeños juncos, como flautas huecas y nidos de aves pasajeras, todo sembrado de esmeraldas y flautas viejas negándose el alimento por los niños. Moribundos o medio muertos o muertos. Imponentes como torres de vigía frente a un ejército invasor de tréboles verdes oscuros.
A cada pocas hebras de entre el tejido vegetal se alzan rosellas de sangre, como un cuadro puntillista, como una orquestra de arpas rojas entre cuartetos de flautas y hiervas. Amapolas temblorosas e inseguras como madres primerizas, como chiquillos el primer día de escuela bajo un cielo rojo. Amapolas y flautas viejas y esmeraldas lánguidas se entremezclan en la tierra.
Las amapolas son frescas al tacto, del rocío condensado portadoras, y las hierbas cálidas. Y las torres viejas son al cabo inofensivas, pero ásperas, ásperas del tiempo. Y son verdes las luces hasta el horizonte, y rojas.
Los desgarbados yerbajos marrones tímidos se esconden para no prevalecer, como los viejos en las fotografías, como los viejos en las cenas y en los bares y en los bailes. Solo hablan para sí, sin saber que todos desean de sus enseñanzas. Porque serán cetrinos y dorados los tallos verdes un día y se despuntarán sus afilados filos, como espadas veteranas, perdiendo en belleza, ganando en enseñanzas, y también dejará de sangrar la tierra un día frío esmeraldas floridas. Porque todo cesa y todo acaba. Porque el verde al cabo del camino se torna en oro. Y no ha de darle miedo a la gema aurear, porque es dorarse al sol la vida, y volver al sol un día o quizás a la tierra, los cielos o los mares.
Tras el horizonte verde teñido de esporádicas heridas, se eleva limpio un cielo de turquesa clara y luminosa. Es el día. Es el azul del pálpito azorado del corazón del mundo, con que las sangres fluyen para irrigar los prados. Es la casa de las aves y los sueños.
Alza del mar su azul marino, como a una sábana azul arrastrando, y de estirar el azul marino es celeste en el mar. Pero el azul es el mismo.
El círculo del horizonte se alza desde la tierra como una semiesfera de cristal bufado sobre una lámina radial de óxido de cobre con impurezas de hierro. Tras ella resplandece el sol de estío contemplando la creación. Deslizando la vista sobre la tierra. Colores. Verdes, gualdas, añiles, celestes, violas, azafranes...
Satisfecho el sol se oculta, y todo en un momento desaparece, naranjas, beiges, malvas, lilas... Y todo se vuelve negro en el reino de la luna.

Pol Roca; 2009